solsticio
Del latín nativitas (nacimiento), la Navidad es una de las más populares festividades cristianas. Los angloparlantes utilizan el término Christmas, cuyo significado es ‘misa (mass) de Cristo’. En algunas lenguas germánicas, como el alemán, la fiesta se denomina Weihnachten, que significa noche de bendición. Las fiestas de la Navidad se proponen, como su nombre indica, celebrar la Natividad (es decir, el nacimiento) de Jesús de Nazaret.

La Navidad – para la Iglesia católica, entre otras- es la conmemoración del nacimiento en Belén de Jesucristo, encarnación de Dios en la Tierra. Dicho nacimiento se celebra el 25 de diciembre, día en que tenía lugar el solsticio de invierno cuando se creó el calendario juliano.
Sin embargo, en ninguna parte de la Biblia se especifica la fecha exacta del nacimiento de Jesucristo.
La fiesta de la Navidad fue reconocida cuando el emperador Constantino (306-337), 300 años después de la muerte de Jesús, una vez legalizado el cristianismo en el imperio romano, declarara la hasta entonces popular fiesta pagana del «renacimiento» del Dios Sol (que tenía lugar el 25 de diciembre) como día de la celebración del nacimiento de Cristo. Con ello se quería significar a Cristo como el verdadero Sol Invictus.

Los inicios del cristianismo en la era romana fueron difíciles, se producían constantes revueltas entre la población y enfrentamientos entre paganos y romanos recién convertidos al cristianismo. La celebración de ciertas fiestas paganas era también motivo de disputas sociales y políticas. Con el propósito de pacificar dichos enfrentamientos, y cristianizar las fiestas, el emperador Constantino el Grande con el apoyo del papa Julio I decidió hacer coincidir las fiestas paganas de las Saturnales con la celebración del nacimiento del Mesías.
El Sol Invictus (El Invencible Dios Sol) fue un título religioso aplicado al menos a tres divinidades romanas. Las fiestas más populares dedicadas a estas divinidades se celebraban cuando la luz del día aumentaba después del solsticio de invierno, en alusión al «renacimiento» del sol.
Entre ellas, estaba la fiesta de Brumales, fiesta pagana dedicada al sol, llevada a cabo en el solsticio de invierno, el 25 de diciembre. Este nombre, viene del latín Brūma «solsticio de invierno», que era una modificación de «breuĭma» superlativo arcaico de «breuis» corto; significando «el día mas corto del año».

La fiesta de Saturnalia empezaba el 17 de diciembre y duraba 7 días, en honor al dios de la semilla y del vino, Saturno. La celebración acontecía a la luz de velas y antorchas, por el fin del período más oscuro del año y el nacimiento del nuevo período de luz, o nacimiento del Sol Invictus, 25 de diciembre, coincidiendo con la entrada del Sol en el signo de Capricornio (solsticio de invierno). Probablemente las Saturnales fueran las fiestas de la finalización de los trabajos del campo, celebrada tras la conclusión de la siembra de invierno, cuando el ritmo de las estaciones dejaba a toda la familia campesina, incluidos los esclavos domésticos, tiempo para descansar del esfuerzo cotidiano.

Tales fiestas tenían características muy similares a la que hoy conocemos como Navidad. Al final de la Saturnalia, el 25 de diciembre, se celebraba el nacimiento del Sol —Natalis Solis Invictis (nacimiento del sol invencible)— personificado en el dios Mitra.

Cuando el cristianismo tomó fuerza en el Imperio romano, los paganos fueron obligados a cambiar las saturnalias por la festividad de la Navidad, de ello aún se conserva la tradición de la fiesta, los sorteos, los regalos, el colorido, las cenas de amigos y familiares, etc.

Aún con todo lo explicado, hay más simbología que todavía hoy se celebra en círculos esotéricos:

En astrología, la eclíptica se divide en doce arcos de 30° llamados signos del zodíaco. A estos signos, o «casas del cielo», se les da el nombre de las constelaciones por las que pasa la eclíptica (trayectoria aparente del Sol sobre la bóveda celeste). Es decir entre estas cuatro estaciones se ubican los 12 signos del zodiaco.
El Zodíaco, es un cinturón imaginario en la esfera celeste, que se extiende a uno y otro lado de la eclíptica:

Comienza en el equinoccio de primavera y continúa hacia el este a lo largo de la eclíptica.
Las dos puertas zodiacales son respectivamente la entrada y la salida de la caverna cósmica. Según las antiguas tradiciones designan la puerta de los hombres (solsticio de verano) y la puerta de los dioses (solsticio de invierno). Para ello debemos dividir el ciclo anual en dos mitades, una ascendente y otra descendente. La primera es el curso del sol hacia el norte que va del solsticio de invierno hacia el de verano, la segunda es el curso del sol hacia el sur, que va del solsticio de verano al de invierno. Una vez más se manifiesta así la Ley Universal de Polaridad, aplicable a todo cuanto existe.

El término solsticio significa Sol inmóvil.

En Astronomía, Solsticio es cualquiera de los dos puntos de la eclíptica en los que el sol está en el punto más alejado del ecuador celeste. Son la época en que el Sol entra en los signos de Cáncer y Capricornio, o sea en que llega a su máxima declinación septentrional y meridional.

Se conocen como fiestas de San Juan:
El Solsticio de Verano, es llamado también el solsticio de San Juan Bautista.
El Solsticio de Invierno, se le conoce además, por el solsticio de San Juan El Evangelista.

En el solsticio de invierno, hacia el 21 de diciembre, el Sol alcanza su mínima altura en el hemisferio norte y señala el comienzo del invierno. Este día, en el hemisferio norte de la Tierra, nos encontramos recibiendo los rayos solares con su máxima inclinación, es decir los más lejanos y los más débiles del año, dando apenas calor a nuestro hemisferio. Como es obvio estas estaciones se encuentran invertidas en el hemisferio sur.
El solsticio de invierno marca el momento en el que el tiempo se detiene y el presente se manifiesta en un momento de eternidad. El pasado y el futuro aparentemente no existen. Es un tiempo de silencio, interiorización y meditación, como la semilla que se atrinchera en el interior de la tierra esperando el momento de germinar y manifestarse.

A partir del Solsticio de invierno (con el día más corto del año y la noche más larga), en el Hemisferio Norte el día empieza a alargarse. Es el triunfo de la Luz sobre la Oscuridad, de la Vida sobre la Muerte.

Abro esta reflexión en mitad de una pandemia que está enfrentando posiciones, cambiando nuestro modus operandi social, alterando las tradiciones familiares…

Podría ser un magnífico momento para celebrar nuestro propio Solsticio interior: Un microcosmos dentro de un macrocosmos: nacer conscientemente en La Luz, sentir nuestra Esencia y conectar con nuestro Yo más profundo, como Seres de Luz que somos, renovándonos un ciclo más.

Hoy empieza un ciclo ascendente en nuestro hemisfero. Podemos aprovechar el momento y comenzar nuestro ciclo ascendente particular.

Os propongo un ritual para ayudarnos a realizar esa introspección, entre otras cosas porque nuestro subconsciente habla a través de símbolos e imágenes:

Escribir una lista con aquellas cosas que queráis mejorar de vosotros mismos. Concentraos en lo que siente y quiere vuestro corazón, ajeno al miedo, latiendo libre y caliente en vuestro centro. Redactad una lista con todo aquello que sinceramente anheláis, dispuestos a conseguirlo. Sentidlo dentro y pedirlo «al universo» (cada uno debe apelar a aquello en lo que crea profundamente: Universo, Naturaleza, Dios, Ser Superior, Yo interior…). Después, guardad la lista en algún lugar seguro y releerla cada luna nueva, reviviendo el sentimiento con la certeza de que está siendo «escuchada», cada mes de este año. Posiblemente, poco a poco vayáis consiguiendo algunas de las peticiones que quedaron escritas. Continuad mes a mes, guardando de nuevo cada vez la lista. Al término del año, para el próximo Solsticio de invierno, comprobaremos… entonces volveremos a empezar de nuevo.

Puede ser un modo para conectar con nuestro interior, con la esencia de la vida, con la esperanza, con la confianza, con la sabiduría ancestral… que tanta falta nos hace con la que está cayendo ahí fuera. Quizá la misma falta que les pudo hacer a nuestros antepasados cuando miraban el cielo para comprobar el inicio del camino de vuelta hacia el sol, con días más largos, y habiendo superado la parte más oscura del año.

Desde este punto, DESEO DE TODO CORAZÓN QUE LA LUZ GANE TERRENO A LA OSCURIDAD, en todos los planos existentes, que seamos capaces de transmutar el cambio interior necesario para vivir con RESPETO, CONFIANZA, EMPATÍA Y LIBERTAD.

FELIZ NAVIDAD 2021

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